sábado, 20 de enero de 2007

Nuestros Productos//Our products

Huacos Eróticos del Perú//Erotics Pottery of Peru

Breve Historia acerca de la sexualidad en los tiempos pre-incaicos:
Es necesario puntualizar que sobre este tema de la sexualidad en el Antiguo Perú existen referencias escritas, historias, leyendas y tradiciones frescas de la época incaica y muy escasas representaciones artísticas de cerámica que conocemos con el nombre de huacos. En este aspecto, los Cronistas nos han dejado prácticamente la única fuente histórica de información acerca de lo que aconteció en el incario. Con sus crónicas comienza básicamente la Historia del Perú. Están basadas en lo que vieron y, en las tradiciones, descripciones de hechos, mitos y relatos, en su mayor parte a través de segundas o terceras bocas. Estas Crónicas en lo relacionado con el tema que nos ocupa, han sido criticadas, por los prejuicios o tabúes religiosos y morales con que venían embebidos sus autores. El conocido legado cultural de los huacos eróticos es de la Cultura Mochica generalmente sus cerámicas son depositada como preciosa ofrenda para los muertos. Hombres, divinidades, animales, plantas y complejas escenas fueron representadas por sus artistas bajo la forma de imágenes escultóricas o vasijas decoradas a pincel. Su famosa plástica asombra por la expresividad y perfección de verdaderos retratos de arcilla. Los cánones clásicos de perfección y realismo se reconocen aun en seres mitológicos, animales humanizados, hombres con atributos zoomorfos o partes combinadas de varios animales. Su pictografía derrocha vida y movimiento en las complejas escenas de ceremonias, combates, cacerías rituales y probables relatos míticos. En este ramo emplearon las técnicas alfareras del trabajo a molde lo cual incrementa su producción. Sin embargo, la vajilla para uso diario, utensilios domésticos y vasijas para agua fueron funcionales, sencillos y escasamente decorados. Los Mochicas no fueron condicionados en sus hábitos y actitudes sexuales por las costumbres, principios y prejuicios cristianos, como estamos nosotros. El Dr. Paul H. Gebhard que asumió la dirección del "Institute for Sex Research", a la vez que era Profesor de Antropología de la Universidad de Indiana hizo estudios de los huacos con motivos sexuales de las colecciones de Larco Hoyle, el Museo Nacional de Arqueología y Antropología, el Museo Prado y el Museo de Trujillo, la Colección Wassermann-San Blas y otras privadas, y se basó en un total de unos 800 huacos de las culturas Vicus, Salinar, Gallinazo, Nazca, Maranga, Recuay, Moche, Tiahuanaco, Huaura, Huari, Ica, Lambayeque, Chancay, Chimú, Chimú-Ica e Inca. De esos huacos, el mayor número de especímenes corresponde a la cultura Moche con 450, le sigue la Chimú con 111, Lambayeque con 37, Chimú-Ica con 27, Vicus y Recuay con una docena. De las otras culturas estudió contadas muestras. Señaló que de la Inca no hay cerámica representacional y si geométrica, concluyendo que esa cultura era contraria a las representaciones sexuales. En el estudio que Gebhard hace, resalta lógicamente el de Moche, cultura que sabemos comenzó a desarrollarse del año 300 A.C. al 700 D.C., época en la que Alejandro Magno conquista Persia y Egipto. Acababan de morir Platón y Sócrates y todavía enseñaba Aristóteles. Al mismo tiempo, los galos saqueaban Roma y se construía la Gran Muralla China. Termina la Moche poco después de la entrada de Mahoma en la historia, en la época de Carlomagno. Abarca lo que los arqueólogos llaman Periodo Intermedio Temprano y la mitad inferior del Horizonte Medio. El 8% de los huacos de la cultura Moche corresponden a representaciones en que no hay actividad sexual manifiesta, como vasijas o artefactos que cumplen la función de cantimploras terminadas en glandes. Gebhard clasifica como humorísticos a un 15% de los huacos que sirvieron para que se bebiese el líquido que contenían tenían que hacerlo por los órganos sexuales externos, especialmente por el pene. También hay un 4% de ceramios con penes enormes en general, que representan masturbación exclusivamente masculina. Nunca ha sido reconocida por ningún autor un huaco en que se represente una masturbación femenina. Uno se pregunta si es que también culturalmente, aquí, se hizo un escotoma del placer sexual femenino, como sucede corrientemente en muchas culturas. En otro 8% están las representaciones en que se muestran genitales exagerados en tamaño y a predominio femenino. Es interesante anotar que los mochicas hicieron un reconocimiento cuidadoso del clítoris, hecho que no es usual en otras culturas tanto locales como foráneas. Existe un hecho que llama la atención. Es la presencia de personajes que unos llaman "cadáveres" los que por lo general representan a hombres que se masturban o manosean el órgano sexual de una mujer, o, no actúan cuando están en grupo de tres, no existiendo el de cuatro o más personas. Tampoco encontró ceramios en que se representen caricias a las mamas, ni manuales ni bucales. Sí es curiosa la frecuencia de la caricia al mentón de la mujer por el hombre. El 8% de las piezas estudiadas representan la felatio. Pero llama la atención que hasta ahora no se ha encontrado la representación del cunnilinguis en la cerámica del Antiguo Perú. No es de extrañar que el coito heterosexual fuera el tema mas tratado por los ceramistas mochicas. Abarca el 39% de los huacos estudiados por Gebhard. Le llama la atención el escaso número de posturas para ejecutar el coito, estas son ocho, en las cuales no se representan por lo general más de dos personas. En los casos en que hay un tercer personaje, ese parece que duerme y es una criatura, la que a veces mama normalmente de la madre. Estos representan la cuarta parte de este tipo de huacos. No encontró coitos de pie, ni sentados. La mujer está generalmente desnuda y el hombre con vestimenta. No hay besos ni caricias. Los coitos son entre seres vivos y, en sólo dos casos, se representa al "hombre cadáver". En suma el coito en estos casos, es esencialmente genital, sin manifestaciones faciales placenteras o de excitación, lo que no sucede en las representaciones de la masturbación, En el 21% el coito es anal, lo cual algunos explican como medida anticoncepcional. Gebhard y otros autores, se refieren a que hay sólo dos ceramios entre los cientos de estudiados en que se representa la homosexualidad masculina. La femenina, no se encontró. Encuentra sólo un caso de relación sexual de una mujer con un ave, que por el tema recuerda a Leda y el cisne, que como se sabe fue tratado por Leonardo y otros artistas. Otro huaco que está en el Museo de Arte de Chicago representa a una mujer con un perro. Este caso Larco Hoyle lo discute y para él representa a una mujer atacada y derribada por el perro. En cambio hay una gran cantidad de huacos de coitos entre animales, 27% son entre cuadrúpedos: Llamas y roedores, un 19% entre sapos y criaturas que clasifica como mitológicas. Entre estas representaciones hay autofelaciones en las que el personaje tiene un pene enorme. La cultura Chimú dice Gebhard, "recogió la antigua tradición erótica de los mochicas", y en menor cuantía las de Huaura y Lambayeque. En la Chimú, en un 50% se trata de coitos heterosexuales, en que la mujer está en actitud pasiva, sin la representación de cadáveres. Después de la conquista Inca todavía quedan rezagos de estas representaciones sexuales, para durante el imperio incaico desaparecer, posiblemente porque no quisieron recibir influencias de los vencidos. En el resto de las culturas, en las que Gebhard encuentra representaciones sexuales, en una buena parte, sólo se trata de desnudos o coitos, cuya descripción detallada creo que sobrepasaría los alcances de este artículo. Por todo lo expuesto puede concluirse que por ahora es casi imposible tener una idea precisa del comportamiento sexual del antiguo habitante de lo que hoy es el Perú. Hace falta un estudio integral del tema, ya que no se trata simplemente de describir con palabras lo que se puede ver en los huacos mismos.